Gráfico 1: Índice Mensual de Actividad Económica desestacionalizada
Fuente: Banco Central de Chile.
Gráfico 2: Variación del Índice Mensual de Actividad Económica desestacionalizada (%)
Fuente: Banco Central de Chile.
Gráfico 3: Variación acumulada anual del Índice Mensual de Actividad Económica (%)
Fuente: a partir de Banco Central de Chile.
En octubre de 2019 se había registrado una primera caída significativa (-5,8% respecto a septiembre) en el contexto de la crisis social iniciada el 18 de ese mes. No obstante, se produjo una rápida recuperación, especialmente en diciembre, como se observa en el gráfico 2. En enero, la actividad ya volvía a ser similar a la de septiembre del año anterior. La crisis provocada por la pandemia de coronavirus tuvo, por su parte, su peor expresión mensual en mayo de 2020, cuando la caída del IMACEC desestacionalizado respecto a febrero alcanzó a -15,9%. Esta fuerte disminución de la actividad se debió a la suma catastrófica de las restricciones de oferta derivadas de las prohibiciones de desplazamiento y aglomeración y a las caídas en la demanda de consumo de los hogares y de la inversión privada y pública.
2. Evolución anual del PIB
Las cuentas nacionales muestran que se produjo en 2020 una caída de la actividad económica anual de -5,8%, luego de un crecimiento de % en 2019. La caída es muy superior a la de las dos más recientes recesiones, que registraron disminuciones del PIB de -0,4% en 1999 y de -1,6% en 2009. No obstante, es inferior a la de -11,0% de 1982, que se prolongó con una caída adicional de -5,0% en 1983. Con la 1975 (-12,9%), la de los años ochenta sigue siendo la peor depresión desde los años veinte del siglo pasado en Chile.
Se registró una caída desestacionalizada de -13,1% del PIB en el segundo trimestre,
seguida por recuperaciones en los tercer (5,1%) y cuarto trimestres (6,8%). Las recuperaciones se explican por una relajación del control sanitario, transferencias de ingresos a una parte de los hogares y sobre todo por el retiro de los fondos previsionales a partir del 30 de julio y luego del 10 de diciembre de 2020, sumando a enero de 2021 un 12,2% del PIB, con la consecuencia que 2,9 millones de personas han quedado sin saldo en sus cuentas de ahorro previsional obligatorio. Esto empujó al comercio y permitió un mayor consumo de los hogares, que es el componente mayoritario de la demanda agregada, aunque del total mencionado un 7,6% del PIB se mantiene en instrumentos de ahorro y en cuentas corrientes, expresando una preferencia por la liquidez, y un 0,3% se utilizó en pagar deudas.
La demanda interna disminuyó en promedio en un -9,1% en 2020. Las más fuertes caídas se produjeron en el segundo y tercer trimestre (-20,4 y -11,3%,
respectivamente), mientras en el cuarto trimestre la caída anual fue menor (-1,4%). El consumo de los hogares se redujo en -7,5% en el año, con variaciones negativas durante los primeros
tres trimestres y un fin de año con una tasa positiva. La crisis sanitaria impactó especialmente el gasto en restaurantes
y hoteles, transporte y actividades culturales y de esparcimiento, así como, en menor medida, el consumo de bienes no durables como vestuario y combustibles. Esto fue compensado parcialmente por un aumento del consumo de electricidad, gas y agua, de alimentos y de productos farmacéuticos y para la limpieza. El consumo
en bienes durables revirtió en el segundo semestre las caídas registradas en la
primera parte del año, con un mayor gasto en celulares y
computadores.
El consumo de gobierno se redujo en -3,9% por una baja ejecución
presupuestaria, principalmente por la menor
prestación de servicios de educación, contribuyendo a la recesión.
La formación bruta de capital fijo (FBCF) cayó en un -11,5%, todavía más que el consumo. El otro componente de la inversión, la variación de existencias, presentó una desacumulación con un ratio acumulado en doce meses de -1,2% del PIB. La construcción y otras obras cayó en -11,3%, mientras la inversión en maquinaria y equipos lo hizo en -11,8%.
Gráfico 4: Variación trimestral del Producto Interior Bruto (%)
Fuente: Banco Central de Chile.
Las actividades más afectadas en 2020 fueron los restaurantes y hoteles (-31,2%), el transporte (-17,5%), los servicios personales (-15,3%), la construcción (-14,1%), la pesca (-8,4%), los servicios empresariales (-4,4 %) y la industria (-3,0%). Tuvieron comportamientos positivos la administración pública (3,1%), los servicios financieros (1,7%), la minería (1,3%), las comunicaciones y servicios de información (0,6%) y los servicios de electricidad, gas y agua (0,2%).
3. La evolución del empleo
De acuerdo a la encuesta del INE publicada el 30 de enero, el total de ocupados fue en el cuarto trimestre un -11,7% inferior al del mismo período del año anterior. En el cuarto trimestre de 2020, el INE registró 1,06 millón de empleos menos en doce meses. A octubre-diciembre de 2020 se han recuperado 953 mil empleos del 1,87 millón perdidos entre marzo y julio. El trimestre móvil terminado en julio fue el peor en materia de empleo, con un desplome de -20,6% respecto al mismo período del año anterior, provocado por la crisis económica derivada de la epidemia de coronavirus.
Gráfico 1: Fuerza de trabajo, ocupados y cotizantes (miles)
Fuente: a partir de Instituto Nacional de Estadísticas.
Gráfico 2: Número de ocupados menos respecto a enero y a marzo 2020
Fuente: a partir de Instituto Nacional de Estadísticas.
La magnitud de la crisis vivida en 2020 se expresa en que en el primer trimestre del año se habían registrado 8,94 millones de personas ocupadas, cifra que en el peor momento cayó a 7,07 millones -el trimestre móvil terminado en julio- con una disminución del empleo de nada menos que 1,87 millón de personas (y de 2,05 millones respecto al trimestre móvil terminado en enero, el de más alto registro hasta ahora). Con la progresiva recuperación a partir de agosto, los ocupados suman 8,03 millones de personas en el cuarto trimestre del año 2020, 110 mil más que en el trimestre móvil terminado en noviembre y 953 mil más que en mayo-julio.
Esto es fruto tanto de la relajación parcial de las restricciones sanitarias como de la reactivación de la actividad económica a partir del tercer trimestre del año, en la que se registró el efecto del retiro de fondos desde las AFP y el uso de los recursos del seguro de cesantía para sostener la suspensión de contratos o la pérdida de empleo. El empleo recuperado representa el 51% del empleo perdido y la brecha pendiente para volver al nivel de empleo del primer trimestre de 2020 es aún de poco más de 900 mil puestos de trabajo.
Para medir la evolución del empleo formal, se dispone de los datos administrativos con un rezago de dos meses respecto a los datos indirectos de la encuesta del INE. Los cotizantes dependientes en organismos de seguridad social registraron a octubre una disminución en doce meses de 287 mil personas, un -5,6% a comparar con la caída del -18,2% del empleo total medido por la encuesta del INE. En abril y mayo, estos empleos asalariados formales disminuyeron en 386 mil puestos de trabajo respecto a marzo, de los cuales se han recuperado solo 107 mil. El empleo informal y por cuenta propia ha sido el más afectado por la crisis, con dos tercios de las pérdidas de puestos de trabajo provenientes de este sector y solo un tercio del empleo formal. Este último, que realiza más del 70% de la producción, está lejos de recuperar los puestos de trabajo perdidos, aunque en octubre se crearon 58 mil empleos nuevos respecto al mes previo. Dos tercios de los empleos netos nuevos creados desde el tercer trimestre involucran a asalariados informales o a trabajadores por cuenta propia.
Personas ocupadas (miles)
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas.
4. La evolución del desempleo
Los desocupados que buscan trabajo sumaron 920 mil personas en el cuarto trimestre del año, a comparar con los 691 mil el mismo período de 2019 y a los 1,07 millones en el trimestre móvil junio-agosto, la cifra más alta durante la crisis de 2020. Se considera desocupadas a aquellas personas que no tuvieron una actividad remunerada en la semana anterior a la encuesta del INE y además buscaron un puesto de trabajo durante las últimas cuatro semanas.
Gráfico 3: Desocupados y fuerza de trabajo disponible para trabajar
Gráfico 4: Tasa de desocupación y tasa de desempleo total (%)
Fuente: a partir de Instituto Nacional de Estadísticas.
La categoría de "inactivos potencialmente activos" es aquella que incluye a las personas que están dispuestas a trabajar de inmediato, pero que no buscan activamente empleo. Esta categoría sumó otro 1,25 millón de personas, a comparar con los 765 mil en el último trimestre de 2020 y los 2,02 millones en junio. Como señala el INE: "esta categoría está compuesta por personas que en su mayoría no estaban buscando un trabajo, pero estaban disponibles para trabajar, por tanto se convierten en potenciales entrantes a la fuerza de trabajo si es que las restricciones de movilidad debido a la pandemia se levantan o las expectativas de las personas por encontrar una ocupación mejoran."
Los desempleados deben cuantificarse como la suma de los que buscan trabajo sin encontrarlo o bien que están disponibles para trabajar, cifra que alcanzó a 2,17 millones de personas en el cuarto trimestre, a comparar con la de 3,04 millones del trimestre terminado en julio, en el peor momento de la crisis.
La tasa de desocupación registrada alcanzó un 10,8% de la fuerza de trabajo (las personas ocupadas más las desempleadas que buscan trabajo) en el cuarto trimestre, a comparar con 7,1% en el mismo período del año anterior. Esta última ha disminuido por efecto de la crisis del coronavirus. Según el Instituto Nacional de Estadísticas, al considerarse no solo a las personas desocupadas y a las que buscan empleo sin encontrarlo, sino también a los "inactivos potencialmente activos", la tasa de desempleo total alcanza un 21,6% de la fuerza de trabajo ampliada, a comparar con el 30,2% de mayo-julio y el 14,1% registrado en el cuarto trimestre de 2019.
3. Perspectivas
3. Perspectivas
La actividad promedio anual no volverá a alcanzar los niveles de 2019 hasta 2022, aunque los elementos de incertidumbre seguirán persistiendo y haciendo difícil toda prospectiva cuantitativa. Durante buena parte de 2021, la epidemia de coronavirus en Chile, a la espera que se produzcan efectos de rebaño de la vacunación contra el COVID-19, mantendrá perturbaciones sobre la actividad económica.
Para reactivar la economía, la tarea principal del gobierno en el corto plazo es, además de controlar los contagios por COVID-19, mantener la demanda de consumo de las familias y procurar la sobrevivencia de las empresas de menor tamaño, que ocupan a cerca de la mitad de los trabajadores, además de impulsar el gasto en inversión pública. El Banco Central debe mantener la tasa de refinanciamiento en el nivel actual de 0,5% y mantener las facilidades de financiamiento bancario, especialmente las que puedan orientarse a las Pymes.
En enero se vieron beneficiados cerca de 1,9 millones de hogares (5,2 millones de personas) con el Ingreso Familiar de Emergencia Covid Cuarentena, el IFE Covid Transición y el Bono Covid Preparación y Apertura Inicial. El pago se distribuyó de acuerdo con la fase del Plan Paso a Paso en la que se encontraba la comuna entre el periodo del 27 de noviembre y el 31 de diciembre. Unos 1.569.030 hogares fueron beneficiados con el IFE Covid por estar en comunas en Cuarentena o Transición y otros 342.291 hogares recibieron el Bono Covid por estar en comunas en Preparación o Apertura Inicial. Entre los beneficiarios del IFE Covid se cuenta 27.880 hogares que reciben hasta $100 mil por integrante por haber estado 28 días en Cuarentena, 211.971 hogares que reciben hasta $80 mil por integrante por haber estado al menos 14 y menos de 28 días en Cuarentena, y 1.329.179 hogares que reciben hasta $40 mil por integrante por haber estado al menos 14 días en Transición. El 65% de los hogares beneficiados con IFE Covid y Bono Covid en enero de 2021 tienen una mujer como jefa del hogar. También se podrá postular a este beneficio en febrero.
Por su parte, una ley amplió los usos del Fondo de Garantía para Pequeños y Medianos Empresarios (FOGAPE). El nuevo Crédito FOGAPE Reactiva, según el gobierno, “va a estar abierto a todas las empresas, pero con una preocupación y prioridad muy especial en aquellas empresas que se han visto más afectadas por la pandemia como, por ejemplo, la industria del turismo, la hotelería, la gastronomía y, en muchos casos, los servicios”. El crédito FOGAPE Reactiva permitirá refinanciar deudas actuales y financiar proyectos de inversión. Estos créditos se van a otorgar durante todo 2021, y no solo hasta abril como estaba previsto. La cobertura de las garantías y el periodo de pago se extendió hasta 7 años (2028). Este crédito se aplicará con una tasa de interés con un tope equivalente a la Tasa de Política Monetaria del Banco Central (desde abril de 2020 está en 0,5%) más un 0,6% mensual, una cifra aún alta para muchas Pymes en las actuales circunstancias. A enero, se han solicitado más de 400 mil créditos FOGAPE-COVID, de los cuales 300 mil fueron aprobados por alrededor de US$ 14.000 millones. En la crisis de 2009-2010, el programa financió a 75.000 empresas y cursó créditos totales unos US$ 2.400 millones.
Ampliar la inversión pública, reforzar la demanda de consumo de las familias de menos ingresos a través de transferencias más amplias y continuas del Ingreso Familiar de Emergencia y un Seguro de Cesantía que garantice más del 45% del último salario al menos durante el año 2021, serán eventuales políticas claves para sostener la demanda interna durante el primer semestre de 2021, una vez agotados los efectos del retiro de fondos de pensiones. Una recuperación sistemática de la demanda interna es el principal determinante de la mayor parte de la inversión privada, que requiere de un horizonte no deprimido de sus ventas. Otro factor determinante será la eventual persistencia del incremento del precio del cobre y de la recuperación de la demanda por exportaciones chilenas, especialmente desde China, luego de la caída de -4,4% de la economía mundial proyectada por el Fondo Monetario Internacional para 2020. El incremento previsto del PIB mundial es de 5,2% en 2021.
El gobierno pactó con el parlamento un fondo presupuestario de dos mil millones de dólares para financiar un total de 1,3 millones de subsidios al empleo entre 2020 y 2021. La última información del Ministerio del Trabajo disponible indica que desde el 29 de septiembre las empresas han postulado a 394 mil trabajadores a este subsidio. El bajo número de interesados no hace sino confirmar que las empresas necesitan una perspectiva relativamente cierta de ventas antes de emplear a nadie, con o sin subsidio. El gobierno informó que extenderá las postulaciones al Subsidio al Empleo en 3 meses más, desde marzo hasta junio de 2021. El efecto de este subsidio puede, además, ser limitado si solo disminuye el costo laboral para las empresas por empleos que se reanudarían o crearían independientemente de éste. El mecanismo adecuado parece ser el de ampliar con más contundencia los programas de creación directa de empleo en infraestructura. Y también poner en marcha nuevos programas de servicios a las personas y de cuidado al medioambiente. Los mecanismos de creación de empleo de mercado no lograrán revertir en plazos breves una parte importante del impacto de la crisis de 2020 en el volumen y composición de la oferta productiva y en los puestos de trabajo en la empresa y por cuenta propia.
Por otro lado, el gobierno anunció que regirá por todo 2021 la Ley de Protección del Empleo. La normativa tenía vigencia hasta el 6 de marzo y ahora se extenderá por 9 meses más, es decir hasta el 6 de diciembre de 2021. Otorga un máximo de 9 giros adicionales con cargo al Fondo de Cesantía Solidario (FCS) del Seguro de Cesantía, equivalentes al 45% de la remuneración promedio de los últimos 12 meses, con un valor máximo de $419.757 y uno mínimo de $225.000. Los trabajadores podrían llegar a percibir hasta un máximo de 21 giros con cargo a este fondo.
La incógnita es si estas medidas, una vez agotados los efectos del segundo retiro de fondos de pensiones desde las AFP, serán suficientes para acelerar la recuperación del empleo. Para volver a alcanzar el nivel de ocupación del primer trimestre de 2020, se requiere crear unos 900 mil empleos adicionales. Si se volviera a crear empleo al ritmo del mejor año del último quinquenio (200 mil empleos en 2017), se necesitaría 4,5 años a partir de 2021 para recuperar los puestos de trabajo. Si el ritmo fuera el del año menos dinámico (100 mil empleos en 2016), se necesitaría 9 años para recorrer ese camino. La recuperación del empleo dependerá primero de la magnitud de la reactivación de la demanda interna y externa y de la magnitud de la contribución del subsidio a la creación de nuevos empleos, y a más largo plazo de la recuperación de la inversión.