Actividad, empleo e inflación a julio de 2024
Actividad económica: una buena noticia en julio
El Índice Mensual de Actividad Económica, calculado por el Banco Central, aumentó en 1,0% en julio respecto al mes previo, luego de haberlo hecho en 0,4% en junio, corregido de efectos estacionales y comparado con el mes anterior. Esto termina de revertir las caídas mensuales de este indicador de -0,6% en marzo, -0,3% en abril y -0,4% en mayo.
El crecimiento promedio mensual del Imacec en el trimestre móvil mayo-julio fue de 0,2%, un 2,4% anualizado. En el segundo trimestre del año la actividad había caído en -0,6% respecto al período previo, en contraste con el aumento de 2,1% en el primer trimestre. Para evaluar la evolución de la coyuntura, subrayamos la variación promedio trimestral móvil desestacionalizada del Imacec, dato que pondera las fluctuaciones eventualmente volátiles o estacionales. Se constata que se ha producido un positivo cambio de signo del promedio mayo-julio respecto al de abril-junio.
Respecto al mismo mes del año pasado, el registro del Imacec indica un aumento de 4,2%. Pero tomar dos registros puntuales de este año y el anterior puede no reflejar la tendencia. En efecto, el crecimiento de la actividad en enero-julio de 2024, comparada con el mismo período del año pasado, fue de 2,3%. Este dato de siete meses es aún algo inferior a las proyecciones para el conjunto del año, las que son actualmente de 2,6% en el caso del Ministerio de Hacienda y de entre 2,25% y 2,75% en el del Banco Central.
En términos sectoriales, el desempeño en los primeros siete meses del año se explica por una expansión de 5,8% de la minería, especialmente la privada pues Codelco sigue con disminuciones de producción, actividad que no tiene mayor conexión con la demanda interna y ha experimentado una reactivación después de tres años de caídas. Los sectores que son más dependientes de la demanda interna registraron un aumento de 3,3% en el caso del "resto de bienes" (que incluye suministro de electricidad, gas y agua y construcción) y de 2,5% en el comercio, mientras por debajo del crecimiento promedio se situaron los servicios, con un crecimiento de 1,9%, una trayectoria bastante lenta en contraste con la etapa de recuperación de la pandemia. La industria, por su parte, solo creció en 1,3%.
Consolidar la recuperación de los últimos dos meses requiere retomar los recortes de la aún alta tasa de interés de política monetaria del Banco Central. Esta alcanzó a 11,25% en 2022 y parte de 2023, y desde el 19 de junio de 2024, luego de rebajas sucesivas, se sitúa en 5,75%.
Fuente: Banco Central de Chile
El empleo cae en términos desestacionalizados en mayo-julio
La encuesta del INE sobre ocupación registró, en términos desestacionalizados, una disminución de -0,3% en mayo-julio respecto al trimestre abril-junio, unos 26,9 mil empleos menos. Estos habían aumentado en 0,4% en el primer trimestre y en 0,2% en el segundo respecto al trimestre anterior. En términos anuales, se constata un aumento de la ocupación de 2,5%, inferior al 3,2% anual del segundo trimestre y al 3,4% anual del primer trimestre. Se produjo, por otro lado, una disminución de -0,1% anual en el número de horas trabajadas en mayo-julio. Las personas desocupadas sumaron 880 mil, un 1,4% más que hace un año.
La tasa de desocupación de la fuerza de trabajo alcanzó un 8,7%%, un leve progreso respecto al 8,8% del mismo trimestre del año pasado, lo que se explica por un menor crecimiento de la fuerza de trabajo (2,4% anual) que de la ocupación. Corregida de variaciones estacionales, la tasa de desocupación aumentó a 8,5% en mayo-julio desde el 8,4% en el primer y segundo trimestres. La tasa de desocupación había registrado un 7,0% de la fuerza de trabajo en 2019, antes de la crisis social y de la pandemia. Acercarse al pleno empleo supone bajar del umbral de 5%, lo que no ocurre desde hace décadas. La cifra más baja registrada desde 2010, con la actual encuesta del INE, fue de un 5,8% en 2013.
A su vez, de los 228,8 mil empleos adicionales en un año, unos 130,7 mil son informales y 98 mil formales. La tasa de ocupación informal se ubicó en 27,6%, con un alza de 0,7 puntos en un año. Esta tasa alcanzaba un 29,1% en el trimestre previo a la pandemia en 2020. Las personas ocupadas informales aumentaron en 5,4% anual en mayo-julio.
Los datos administrativos sobre el empleo que paga cotizaciones y es registrado por la Superintendencia de Pensiones, revelan que en marzo-mayo de 2024 se produjo un caída anual de 67 mil puestos de trabajo formales, un -1,2% menos. Estos datos se publican con dos meses de rezago respecto a la encuesta de empleo del INE.
La recuperación del empleo sigue sin ser aún suficiente para volver a una tasa de desocupación como la existente antes de la pandemia, mientras en la coyuntura se observa una caída en el empleo total desestacionalizado.
Un alza de 0,7% del IPC en julio y de 0,3% en el trimestre
El Índice de Precios al Consumidor subió en 0,7% en julio, luego de haber caído en -0,1% en junio. ¿Qué explica este aumento?
Los precios de los bienes sujetos al comercio internacional aumentaron en 0,9%. La mayor alza se produjo en el transporte aéreo internacional, que aumentó en 13,5%. Estamos en presencia, en primer lugar, de un empuje externo de los precios, favorecido por el aumento de 0,9% y 1,2% del tipo de cambio peso/dólar en junio y julio, respectivamente. En enero-julio se acumula una devaluación de 7,2%, lo que ha encarecido las compras en el exterior.
Los precios de la energía aumentaron en 2,5%, mientras los de los alimentos subieron solo en 0,1%. El resto de precios, el IPC-Sin Alimentos y Energía, aumentó en 0,7%, impulsados por los servicios, con un 1,3%, y la vivienda, con un 0,6%. También se produjo en julio un aumento de 0,5% de los precios de los bienes y servicios no sujetos al comercio exterior. El precio del suministro de electricidad aumentó, en particular, en 12% en el mes, fruto de la política tarifaria.
Visto desde otro ángulo, se produjo en julio un incremento de 1,2% de los precios de aquellos productos cuyos precios varían en un sentido u otro con más frecuencia (volátiles), lo que incluye bienes basados en importaciones, como los combustibles y diversos alimentos, y las frutas y verduras estacionales producidas internamente.
¿Cuál es la tendencia de más largo plazo?
Utilizamos promedios trimestrales y semestrales del IPC para evitar resaltar en el análisis valores puntuales. No utilizamos en demasía la comparación en 12 meses por la misma razón, la que presentó un aumento del IPC de 4,4% de julio a julio. En cambio, el promedio del aumento del IPC en el trimestre mayo-julio es de 0,3% mensual, mientras en el primer trimestre había sido de 0,6% mensual. A pesar del dato de julio, la tendencia sigue siendo a la baja de la inflación.
Esta afirmación se basa en que el IPC sin alimentos y energía (SAE), que es una medida a observar para evaluar la inflación subyacente y orientar la política monetaria doméstica más allá de los precios más fluctuantes que impactan en el IPC, registró un aumento de 0,3% promedio mensual en el último semestre y de solo un 0,1% promedio mensual en último trimestre, contra 0,4 semestral y 0,3 trimestral del IPC general. En el mismo sentido, el IPC sin productos con precios volátiles registró un aumento de 0,4% promedio mensual en el último semestre y de solo 0,2% promedio mensual en último trimestre. También cabe observar el IPC de productos que no son objeto de comercio internacional ("no transables"), sensible a la evolución de la demanda y oferta internas, aunque también recibe la influencia en sus costos de precios externos como los de los combustibles y otros insumos. Este subconjunto registró un aumento de 0,5% promedio mensual en el último semestre y de solo 0,3% promedio mensual en último trimestre.
Así, sigue razonablemente bien encaminada la meta de alcanzar un 3% anual de inflación en un horizonte de 24 meses, para lo que se requiere llegar a un aumento promedio del IPC de no más de 0,25% mensual.
En materia de inflación, además del impacto de los precios externos sobre los que no se tiene capacidad de control, se deben observar las presiones de demanda interna, las que se pueden aproximar a través de la evolución de las remuneraciones reales. Éstas reflejan tanto los reajustes nominales como la inflación y aumentaron en 2,5% en el primer semestre respecto al mismo período de 2023, según la encuesta que el INE realiza mensualmente entre las unidades económicas de más de 5 trabajadores. En el segundo trimestre de 2024, el aumento fue de solo 0,4% respecto al primer trimestre, un 1,6% anualizado. El número de asalariados, por su parte, ha aumentado en 3,7% en el mismo período, según la encuesta de empleo del INE. Ambas variables determinan la masa salarial y en buena medida el consumo agregado de los hogares, aunque este también depende de las decisiones de endeudamiento, o bien de ahorro o desendeudamiento, y es la base de la evolución de la demanda agregada, junto a la inversión y las exportaciones netas de importaciones. La última cifra disponible del consumo de los hogares mostró un crecimiento desestacionalizado de 1,1% en el primer trimestre de 2024 respecto al anterior. Pero tanto las remuneraciones reales como la creación de empleo han perdido fuelle en el segundo trimestre.
Para evitar un segundo año seguido de estancamiento, o incluso una recesión por un nuevo exceso de ortodoxia, debieran producirse bajas adicionales en la tasa de interés de política monetaria del Banco Central. Éstas siguen influyendo en las muy altas tasas de interés anuales de los créditos de consumo, de las tarjetas de crédito, de los sobregiros y de los créditos comerciales, las que impactan negativamente en la actividad.