La actividad económica aumentó en un 0,6% desestacionalizado en el tercer trimestre
La actividad agregada
El Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) calculado por el Banco Central no aumentó en septiembre respecto al mismo mes del año pasado. Por su parte, el Imacec desestacionalizado cayó en -0,8% en el mes de septiembre respecto al mes previo.
Los datos mensuales pueden ser eventualmente volátiles, por lo que cabe considerar los promedios trimestrales. En este caso, se constata un crecimiento de 2,2% si se compara el tercer trimestre de 2024 con el mismo período de 2023. En el tercer trimestre, el crecimiento desestacionalizado fue de 0,6% respecto al anterior, un 2,4% anualizado. Esto representa una mejoría respecto al segundo trimestre del año, cuando la actividad cayó en -0,6% respecto al primer trimestre, en contraste con el aumento de 2,0% en el primer trimestre.
Por su parte, si se compara la actividad en los primeros tres trimestres de 2024 con el mismo período del año anterior, se constata un crecimiento de 2,1%. Las proyecciones de aumento del PIB para el conjunto del año 2024 son de 2,6% en el caso del Ministerio de Hacienda y de entre 2,25% y 2,75% en el caso del Banco Central, por lo que el desempeño económico de los tres primeros trimestres está algo por debajo. Alcanzarlas o superarlas supondría un fuerte desempeño en el trimestre final del año.
La actividad sectorial
En términos sectoriales, el desempeño en los primeros tres trimestres del año se explica por una expansión de 5,4% de la minería en comparación con el mismo período del año pasado, especialmente la privada, pues Codelco sigue con disminuciones de producción. Esta actividad no tiene mayor conexión con la demanda interna y ha experimentado en el período reciente una reactivación productiva después de tres años de caídas. La industria manufacturera creció en 1,2%, luego de un desempeño de auges y caídas en los últimos años y una expansión de 1,9% en 2023. Los sectores que están más conectados con la demanda interna registraron un aumento de 2,0% anual en el caso del "resto de bienes", que incluye suministro de electricidad, gas y agua y construcción y viene creciendo desde 2021, y de 2,6% en el del comercio, luego de una gran expansión en 2021 y caídas en 2022 y 2023. Los otros servicios experimentaron un aumento anual de 1,9%, una trayectoria más lenta que la de la etapa inicial de recuperación de la pandemia.
En la estructura productiva chilena siguen predominando los servicios, que representaron el 68,9% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2023, a comparar con un 63,4% en 2013, incluyendo los servicios a la producción y a las personas (una apreciación más amplia se encuentra en https://mgpp-usach.blogspot.com/2023/08/una-nota-sobre-la-evolucion-de-largo.html). Los sectores productivos exportadores ha disminuido su participación, en especial la minería, que pasó de 10,8 % del PIB en 2013 a 7,9% en 2023. La agricultura pasó del 3,6% a 3,3% y la pesca no varió del 0,7% del total. La industria manufacturera mantuvo su participación en cerca del 11% del PIB (con una importante proporción de elaboración simple de recursos naturales), mientras la construcción pasó de 7,7% a 6,6%. El sector de electricidad, gas, agua y desechos aumentó de 3,1% a 3,9% del total desde 2013.
La política económica
A este desempeño no es ajena la política monetaria conservadora, que no ha estado dispuesta a acelerar los recortes de la tasa de interés de política monetaria que recomienda la evolución de la coyuntura.
En septiembre y octubre, la rebaja de la tasa de política monetaria fue de solo 0,25 puntos en cada caso. La tasa llegó, luego de fuertes aumentos a partir de marzo de 2022, a una cifra tan alta como 11,25% entre noviembre de 2022 y julio de 2023. Luego de rebajas sucesivas desde entonces, la tasa aún permanece en un nivel restrictivo de 5,25%. Este nivel es aún superior a cualquier cálculo que se pueda hacer, siempre discutible, de la "tasa de equilibrio" o "neutral", es decir aquella que mantendría el crecimiento cerca de su potencial sin acelerar la inflación. La política monetaria se considera expansiva (contractiva) cuando la tasa de política monetaria es inferior (superior) a esa tasa neutral. El Banco Central la ubicó en 2019 en un rango entre 0,75 y 1,25% en términos reales. Sumando la meta de inflación, su Consejo consideró entonces que en términos nominales la tasa neutral se ubicaría entre 3,75 y 4,25%. En 2021, la estimación del rango bajó a entre 3,25 y 3,75%, mientras en 2022 la aumentó a un rango entre 3,5 y 4%. En 2023 el Consejo volvió a aumentar el rango a entre 0,5% a 1,5% en términos reales y se decidió por un 4% nominal (1% real más 3% de meta de inflación). Estos cambios frecuentes y la decisión de revisarla al alza sin demasiada justificación ratifican que el Consejo del Banco Central mantiene un enfoque de política contractiva que no se condice con una inflación de tendencia (sin productos volátiles) alineada con la meta de inflación de 3% a 24 meses, así como con las expectativas de los agentes que sitúan en ese mismo nivel. Utilizar el principio de precaución en el control de la inflación parece una opción prudente, pero exagerar de modo sistemático tiene un costo evitable en actividad y empleo.
Fuente: Banco Central de Chile.
El empleo desestacionalizado cayó levemente en el tercer trimestre
Luego de haber crecido en 4,9% en 2021, en 6,6% en 2022 y en 2,4% en 2023, la situación del empleo en 2024 se mantiene relativamente débil. Aunque la encuesta del INE publicada el 29 de octubre registró en el tercer trimestre de 2024 un 2,4% de aumento de la ocupación en doce meses (sumando 9,24 millones de personas), una buena cifra, su dinamismo es inferior al 3,2% anual del segundo trimestre. Se produjo, por otro lado, un leve descenso de -0,1% anual en el número total de horas trabajadas. En términos desestacionalizados, se constató en el tercer trimestre una caída de -0,2% de la ocupación respecto al anterior, en contraste con un crecimiento de 0,6% de este indicador en el segundo trimestre y de 1,1% en el primero.
En términos sectoriales, el empleo en el área de la producción de bienes creció en doce meses en 0,9%, con aumentos del volumen de empleo en agua, electricidad y gas, en minería, y algo en agricultura, mientras se produjeron caídas de empleo en la industria y la construcción. La producción de bienes pasó de representar un 29,0% de la ocupación total en el tercer trimestre de 2019, antes de la crisis, a un 27,2% en el tercer trimestre de 2024. Por su parte, en doce meses crecieron los empleos en servicios en 2,8%. Lo hicieron más que el promedio los empleos en servicios de información y comunicaciones, alojamiento y comidas, enseñanza, servicios profesionales, servicios financieros y de seguros, salud y asistencia social y comercio, mientras disminuyeron su volumen de empleo las actividades inmobiliarias, las artísticas y recreativas y el servicio doméstico. El empleo en servicios pasó de 71,0% a 72,4% del total en el último quinquenio.
El empleo informal alcanzó un 27,0% del total de la ocupación, a comparar con el 29,1% en el trimestre previo a la pandemia en 2020. En perspectiva, se registra un cierto progreso en la materia. No obstante, de los 219,9 mil nuevos empleos creados respecto al mismo trimestre del año anterior, unos 132,5 mil fueron formales y 87,4 mil informales. Los datos administrativos, que se publican con dos meses de rezago respecto a la encuesta de empleo del INE, revelan que en el trimestre mayo-julio se produjo una caída anual de -1,1% del número de ocupados que paga cotizaciones y es registrado por la Superintendencia de Pensiones. Esto implicó la pérdida de 62,4 mil puestos de trabajo asalariado formal en un año. Ayudado por los subsidios, el empleo dependiente formal se había recuperado rápido después de la pandemia -ya en agosto de 2021 estaba en el nivel previo a la crisis, con 5,63 millones- y luego se expandió a 5,97 millones en diciembre de 2022. Pero cayó a 5,85 millones un año después y siguió con una tendencia a la baja hasta el nivel actual de 5,70 millones.
Las personas trabajadoras dependientes aumentaron en 3,4%, sumaron 7,03 millones y representaron un 76,1% del total de la ocupación, a comparar con el 74,0% hace cuatro años. Las personas trabajadoras por cuenta propia han tendido a disminuir desde la crisis. Sumaron 1,88 millones en el tercer trimestre de 2044, sin grandes variaciones en un año, y representaron un 20,4% del total de la ocupación, a comparar con el 21,1% en el tercer trimestre de 2019. Las personas empleadoras, en cambio, disminuyeron en -4,6%, sumaron 274 mil y representaron un 3,0% del total de la ocupación, a comparar con el 4,0% en 2019, lo que posiblemente refleja la desaparición de muchas pymes durante la pandemia.
Las personas desocupadas sumaron en el tercer trimestre unas 885,5 mil, un 0,3% más que hace un año. Entre tanto, se produjo una tendencia alentadora: las personas entre 15 y 24 años que no estudian y no están ocupadas sumaron en el tercer trimestre unas 328 mil, un 17% menos en un año.
La tasa de desocupación de la fuerza de trabajo alcanzó un 8,7%, un leve progreso respecto al 8,9% del mismo trimestre del año pasado, lo que se explica por un menor crecimiento de la fuerza de trabajo (2,2% anual) que de la ocupación (2,4% anual). La tasa de desocupación se había situado en un 7,0% en 2019, antes de la crisis social. Recordemos que acercarse al pleno empleo supone al menos bajar del umbral de 5%, de lo que se está aún bastante lejos. Por otro lado, las personas que no buscan empleo pero están dispuestas a trabajar suman, siempre según el INE, otras 957,5 mil, un 3,9% más que hace un año. La tasa de desocupación sobre la fuerza de trabajo potencial, calculada sumando desempleados y desalentados, alcanzó un 16,8%, levemente por debajo del 17,0% del tercer trimestre del año pasado pero por encima del 14,3% registrado en el tercer trimestre de 2019, antes de la crisis.
En la coyuntura, la tasa de desocupación corregida de variaciones estacionales subió a 8,6% de la fuerza de trabajo en el tercer trimestre. Había alcanzado un 8,4% en el segundo trimestre y un 8,5% en el primer trimestre. La tasa de ocupación sobre la población en edad de trabajar se situó en 56,3%, creciendo en 0,8 punto porcentual anual. Esta tasa había sido de 58,3% en el tercer trimestre de 2019, hace cuatro años, por lo que se constata un rezago de unos 328 mil empleos si se hubiera mantenido la tasa de ocupación anterior. La recuperación del empleo desde la crisis de 2020 sigue sin ser aún suficiente para volver a una tasa de ocupación sobre la población en edad de trabajar y de desocupación sobre la fuerza de trabajo como las existentes antes de la pandemia.
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas.
La inflación registró un promedio mensual de 0,36 % en el tercer trimestre
Los indicadores de tendencia señalan que no se está lejos de alcanzar un 3% anual de inflación en un horizonte de 24 meses, que es la meta del Banco Central. Para ese fin se requiere llegar a un aumento del IPC de 0,25% promedio mensual, cifra similar a la 0,26% del último trimestre en el caso de la medida de tendencia del IPC Sin Volátiles.
El Índice de Precios al Consumidor subió poco en septiembre, con un aumento de solo 0,09%. Subrayamos los promedios trimestrales y semestrales del IPC y sus componentes para evitar resaltar en el análisis solo valores mensuales que pueden estar fuera de tendencia, influenciados por variaciones circunstanciales, y no enfatizamos la comparación anual mes a mes por esta misma razón, aunque consideramos los promedios mensuales en los últimos doce meses. El promedio mensual en el último trimestre fue de 0,36% y en el semestre abril-septiembre de 0,35%. De septiembre a septiembre la inflación anual alcanzó a 4,1% y en los últimos doce meses a un 0,34% mensual.
La evolución del IPC está siguiendo de cerca los precios de los bienes sujetos al comercio internacional, dada la fuerte interpenetración de la economía chilena con la economía mundial. Este también fue el caso del brote inflacionario de 2021-22. Así, los precios internos directamente influenciados por lo precios externos bajaron en septiembre en -0,05% y aumentaron en 0,35 promedio mensual en el trimestre, en 0,30% en el semestre y en 0,29% promedio en los últimos doce meses. En el semestre y el año, sus aumentos fueron inferiores al aumento del IPC general, pero similares en el mes y el trimestre. Vinculada a este desempeño está la revalorización de 0,4% del tipo de cambio peso/dólar en septiembre y de 0,8% en agosto, que empuja los precios de las importaciones a la baja, aunque se mantiene una devaluación del peso de 4,7% en doce meses, lo que, en cambio, encarece con rezagos los bienes importados en moneda nacional.
Una medida a observar para evaluar la inflación "subyacente", es decir de tendencia, es el IPC Sin Volátiles, ya mencionada, que excluye todos los productos cuyos precios varían en un sentido u otro con mayor frecuencia que el resto. Este indicador aumentó en 0,34% en septiembre, pero lo hizo en 0,26% promedio mensual en el trimestre, en 0,30% mensual en el semestre y en 0,31% promedio en los últimos doce meses, es decir presenta una tendencia promedio a la baja, al revés del IPC general que presenta un ligero aumento (ver el gráfico). Otro indicador complementario de la inflación subyacente es el IPC Sin Alimentos y Energía, que aumentó en 0,46% en septiembre, en la misma cifra promedio mensual en el trimestre, en 0,24% mensual en el semestre y en 0,29% promedio en los últimos doce meses. Los precios de los alimentos y de la energía fluctúan con más frecuencia por el impacto de los precios internacionales de sus insumos y suelen no seguir la tendencia promedio del IPC.
El IPC de productos "no transables" (que no son objeto de comercio internacional) registró un aumento de 0,27% en septiembre en contraste con la caída de los precios de aquellos que se intercambian con el exterior. Su aumento ha sido de 0,37% promedio mensual en el trimestre, de 0,29% en el semestre y de 0,38% en los últimos doce meses. Aquí tienen una alta incidencia los servicios, los que son sensibles a la evolución de la demanda interna, aunque también reciben el impacto en sus costos de precios externos como los de los combustibles y otros insumos importados. Los servicios (sin vivienda) se cuentan entre los que han presionado la inflación al alza, pues aumentaron sus precios en septiembre en 0,21%, con un 0,55% promedio mensual en el trimestre, 0,43% en el semestre y 0,46% promedio en los últimos doce meses. Los servicios de vivienda presionaron algo menos la inflación y registraron un aumento de precios en septiembre de 0,26%, de 0,43% promedio en el trimestre, de 0,31% en el semestre y de 0,39% en los últimos doce meses.
Fuente: Instituto Nacional de Estadísticas y Banco Central.
Las remuneraciones reales crecieron en 2,0% en el tercer trimestre
Las remuneraciones reales crecieron en promedio año en 1,1% en 2021, cayeron en -1,8% en 2022, dada la aceleración de la inflación, y volvieron a crecer en 1,9% en 2023. Hasta diciembre de 2023, las remuneraciones reales estuvieron estancadas, lo que, junto a la caída de 2022, afectó la demanda interna.
Los datos de los tres primeros trimestres de 2024, por su parte, son más alentadores. Las remuneraciones nominales crecieron en el tercer trimestre en doce meses en 7,8% y, descontando la inflación, lo hicieron en 3,5% anual. Este avance de las remuneraciones reales fue de un 2,0% en el tercer trimestre respecto al anterior, a comparar con el 0,6% del segundo trimestre y el 1,0% del primer trimestre.
Autor responsable: Gonzalo D. Martner.