Las cuentas nacionales del tercer trimestre
Las cuentas nacionales del tercer trimestre de 2024 registraron un crecimiento de 0,7% del Producto Interno Bruto respecto al segundo trimestre, despejado de fluctuaciones estacionales, es decir un 2,7% anualizado. En el primer trimestre, este crecimiento había sido de 2,0%, seguido de una caída de -0,6% en el segundo trimestre, por lo que se evidencia una recuperación coyuntural positiva. En la comparación con el mismo trimestre del año pasado, se registra un aumento de 2,3%. Por su parte, el resultado del PIB acumulado en los tres primeros trimestres de 2024 respecto al mismo período del año anterior muestra un crecimiento de 2,1%. El resultado final del año será probablemente cercano a esa cifra. Si se compara el desempeño de los tres primeros trimestres con los mismos de 2019, antes de la crisis social y la pandemia, el PIB es ahora un 8,2% más alto. Si se compara con el mismo período de 2021, en la última etapa del gobierno de Piñera II, el PIB es ahora un 6,1% superior.
Para seguir la coyuntura inmediata, desde el ángulo de la demanda agregada evaluamos el comportamiento del más reciente trimestre respecto al inmediatamente anterior, también despejado de fluctuaciones estacionales. En este caso, el consumo de los hogares se estancó, con un aumento de solo un 0,1%, mientras el consumo de gobierno aumentó en 1,0% y la formación bruta de capital fijo aumentó en 1,2%. El incremento de 3,4% de la inversión en maquinaria y equipo compensó la caída de 0,2% de la construcción y obras. Las exportaciones de bienes aumentaron, por su parte, en 1,5% y las de servicios lo hicieron en 3,2%.
Si consideramos los tres primeros trimestres, el consumo de los hogares, el principal componente de la demanda agregada (un 62% del PIB), aumentó respecto al mismo período del año pasado en solo 0,9%. El consumo de gobierno (un 17% del PIB) lo hizo en 3,3%, una cifra algo más dinámica que contribuye a activar la economía, mientras la inversión (formación bruta de capital, un 22% del PIB) cayó en -3,1% (-1,0% la construcción y obras y -6,1% maquinaria y equipos). Este factor sigue siendo el talón de Aquiles de la economía.
Las exportaciones totales se mostraron más activas y crecieron en términos reales en 5,5%. Si se descuentan las importaciones, el resultado neto es positivo en 4,1% del PIB nominal. Así, el sector externo viene contribuyendo a la demanda agregada en lo que va de 2024 más que en los tres años anteriores, y en este caso ha compensado el bajo crecimiento del consumo de los hogares y la caída de la inversión. En efecto, hubo un aumento de 6,5% real de las exportaciones agrícolas, forestales y pesqueras, de 5,7% de las exportaciones mineras, de 0,8% de las industriales y de 18,4% de las de servicios, lo que es un buen signo. Las importaciones cayeron en 0,1%.
Por el lado de la oferta, siempre considerando los tres primeros trimestres del año, el crecimiento del PIB fue empujado en la producción de bienes por el suministro de electricidad, gas y agua (11,8%) y la minería (5,7%), con un bajo dinamismo de la industria y la construcción y caídas en la agricultura, bosques y pesca. En el suministro de servicios, se registraron aumentos en el transporte (6,3%), los servicios personales (2,9%), el comercio (2,5%) y la administración pública (2,4%), con un bajo dinamismo en los restaurantes y hoteles, los servicios de vivienda e inmobiliarios y los financieros, junto a caídas en los servicios de comunicaciones y los empresariales.
En suma, después de un fuerte impulso en el segundo semestre de 2021, desde inicios de 2022 la economía sufrió un enfriamiento que ha llevado a tasas de crecimiento de solo un 1,1% promedio en 2022-23. La principal tarea ahora de la política económica, en un cuadro de inflación controlada y de mejor comportamiento de la inversión, aunque con una construcción que no repunta, es aumentar el consumo de los hogares. Esto supone reforzar un horizonte de confianza en las familias en materia de remuneraciones y empleo, a lo que contribuirían más rebajas de la tasa de interés de política monetaria del Banco Central, un reajuste más significativo del sector público y un aumento del consumo de gobierno, pues el escenario externo no permitirá, con una alta probabilidad, sostener el dinamismo de la economía en los próximos meses.